A pesar del buen recibimiento y el magnífico trato recibido tanto por el equipo como por los aficionados del Recreativo de Huelva que se dieron cita en Torredonjimeno el pasado domingo, no todo fue positivo en el primer partido oficial de la temporada para el Recreativo de Huelva. 
 
Y no estamos hablando del resultado, sino de que no se garantizó la distancia social que marca el protocolo anti-COVID-19 en el Matías Prats. Hubo toma de temperatura y gel hidroalcohólico, las localidades se vendieron previamente y había listado a la entrada del recinto, pero no se garantizó la entrada social dentro del mismo. 
 
Y es que los responsables de la instalación marcaron un asiento como no utilizable y otro sí, lo que garantiza una distancia de menos de medio metro entre dos aficionados contiguos en lugar de la de metro y medio como mínimo que marca el protocolo. Un detalle muy importante para los tiempos que nos está tocando vivir y que sí se habían garantizado en campos como el Ciudad de Lepe en los amistosos, con tres asientos de separación para garantizarlo y en el que, como marca la norma, no se permitían aficionados de pie, cosa que se se vio en tierras jiennenses. 
 
Es más, los banquillos de los jugadores estaban situados tras el banquillo de los técnicos como marca la norma, pero hubo un fotógrafo que saltó al terreno de juego antes del inicio del partido para realizar la foto del once del equipo local. Ambas cosas las prohíbe el protocolo reforzado de la RFEF.